lunes, 6 de octubre de 2008

Los Caballeros del Zodiaco: Decepción desde el inframundo

Texto de Joel Córdova Rojas

Humanos, seamos felices. Hades (el dios de la muerte) y su infierno han sido destruidos, por fin. Athena y su pandilla (los guardianes del universo como decía el primer opening de la serie en español) lograron asesinar, después de 31 episodios, a ese dios cruel que anhelaba suprimirnos de la tierra. Y como se metió con nosotros (los animales inmortales que se movilizan con dos patas o automóviles) sin saber de nuestro as bajo la manga: nuestra súper-arma llamada “amor”; se jodió, se quemó, se peló. Le salió cuadra. Al final lo mataron, destruyeron su mundo y ya. No hay que asustarse más con el infierno. Heee!

Estaría contento con semejante resultado si no fuera porque esperé casi seis años para ver este final. Y…, una mierda. Decepcionado. Frustrado. Con ganas de matar japonesitos. Entrar a la universidad y disparar mi metralleta de Rambo sobre alumnos, profesores (sobre todo a éstos últimos), mismo Yankee traumado, pero lástima, soy peruano; suerte para los de mi facultad.
Después de las primeras 13 ovas de la saga de Hades (me refiero al episodio del santuario), estaba contento, carajo. Casi lloro. Sufrí. Gocé. Me emocioné, pedí más sangre con cada una de esas espectaculares peleas. Un trabajo maestro que dejaba lejos a lo antes visto en Saint Seiya (o Los Caballeros del Zodiaco como me acostumbraron a llamarlo de chibolo). Buena animación, sonidos que te hacían sentir dentro de la pelea. Y el soundtrack realmente maravilloso, que te sacaba toda la mariconada sensiblera. Una obra de arte, me dije. Pero después tuve que esperar tres años para que saliera la parte del infierno. Y... Sentí que ya no era lo mismo, que había perdido la magia. Bueno, me dije, seguro no la hicieron en estas dos primeras ovas, pero después será. ¿Dije después?, después nada. Todo fue igual, todo se fue de mal en peor, caída libre. Hasta llegar a ese final casi decepcionante. Y pensar que tenía 8 años cuando vi por primera vez a los caballeros enfrentarse en el Torneo Galáctico, después a los caballeros negros, después a los de plata, después a los de oro, a los de Odín, luego a Poseidón. Ahora se enfrentaban a un Dios de otro nivel como Hades, ¿y qué sucede?, lo matan en un dos por tres. Hasta los caballeros de plata dieron mejores peleas. No me jodan. No me malogren el hígado. No destrocen mi ilusión.

Se nota en la historia del Infierno y la de Eliseo un apuro, un querer terminar con la saga de una vez. Las peleas son más rápidas, la animación ya parecía gringa (como South Park, figuritas que se mueven). Y la trama no daba grandes giros, no sorprendía, se sabía lo que iba a suceder. Los diálogos ya no me colmaban, me aburrían (exceptuando al gran Ikki que se atrevió a decir que él no cree en los dioses y a Kanon de Géminis, otro guerrero formidable). Con todo y eso seguí fiel, como buen hincha aliancista que soy. Esperé que para el final se sacaran la espina y nos regalaran peleas como las del Santuario, con efectos prestados de inauguración de Olimpiadas. Pero a esos hijos de… su madre, les importó nada. Me regalaron uno de los peores finales que he visto en mi vida de animero (hasta el de Los Supercampeones, con Oliver despertando de su sueño y viéndose inválido me gustó más).

Y ese mensaje del final: “La fuerza del amor, eso nos hace superiores y podemos vencer hasta a los dioses”. Repugnante, me pareció de lo más trillado. Tal vez Kurumada se volvió fan de las novelas mexicanas, koreanas o peruanas. Hades debió ganarles, me quedé con ese deseo. Me cansé de Seiya sufriendo como judío en campo de concentración nazi, con sus gritos que más parecían de EMO que de guerrero. Saori apareciendo al final, ya cuando sus caballeros habían sufrido todo lo inimaginable. Y los demás caballeros haciendo de coro, sin importancia, a las justas y aparecían para decir Seiya, o para poner cara de sorprendidos (claro que Ikki como siempre un maestrazo, dándose la importancia que tiene, luchando como varón. No como los demás llorones).

Aunque Hades dijo algo cierto, al asustar a los humanos con el infierno, creó un equilibrio, aunque sea por miedo, las personas no hacen tantas cosas malas como quisieran. Y también es bien cierto que se merecía demostrar más técnicas que la sola utilización de su espada. Hasta Candy tuvo mejor final.

Y así se terminó lo que fue por mucho tiempo una compañía para mí: Los Caballeros del Zodiaco. De un modo no tan agradable como hubiese querido. Pero no se puede obtener todo en esta vida. Además, seguro lo hicieron horrible porque ya no tenían tanto presupuesto. De dónde iban a ganar, si al día siguiente de aparecer las Ovas en Japón, ya estaban pirateadas y colgadas en youtube. Tal vez todos nosotros tuvimos culpa de este desastroso final. Pero si no hacíamos eso, posiblemente jamás hubiésemos visto la saga completa. Así que eso no les justifica habernos destrozado el corazón de esa manera.

Y si algún día se animan ha realizar la saga de Zeus (cosa que dudo mucho), por favor, háganla bien, como se merece una historia magnífica como ésta (humanos contra dioses: mueran los dioses). Yo esperaré, como buen hincha aliancista que soy :P(Arriba Alianza!! Aunque no sé qué tiene que ver esto con lo que voy escribiendo) Y a celebrar todos, ya no existe el infierno. Larga vida a Ikki, el fénix. Y ahora me voy a ver el Saint Seiya Lost Canvas, un manga que relata todo lo ocurrido en la anterior Guerra Santa (de la que sólo sobrevivieron Dohko y Shion). Obviamente por youtube. Kurumada tiene razón, la piratería arruina el negocio. :P

No hay comentarios: